La conexión del ser humano con este valiosísimo recurso natural es más que evidente: el cuerpo humano está formado por 70% de agua. Sin agua para beber, una persona puede morir de deshidratación en cuestión de días, incluso horas.
Sin embargo, el acceso a las fuentes de agua potable no es algo que disfruta todo el globo. Casi mil millones de personas no tienen acceso al agua potable y 2.700 millones carecen de sistemas sanitarios adecuados. Según varios informes, 800 personas mueren diariamente debido a enfermedades transmitidas por el agua.
El acceso al agua potable es un tema sumamente complicado, que a menudo está sujeto a factores como la política, la economía, el clima y la estructura social. En algunos países del tercer mundo donde no existen canalizaciones, empresarios inescrupulosos venden el agua desde camiones cisterna a precios elevados. O las personas deben caminar muchos kilómetros para recoger el agua de lagos y ríos distantes o extraerla mediante bombas desde pozos subterráneos.
En otras regiones, el agua se raciona debido a la sequía. En muchas áreas, el recurso está subsidiado y los consumidores no llegan a apreciar el coste real asociado a cada apertura del grifo.




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